Genética en agapornis. Cromosomas y genes. Autor: Alcor

 

Para empezar a adentrarnos en la genética de los agapornis comenzaremos explicando algunos conceptos.

En cuántas ocasiones nos habremos preguntado el por qué algunos seres humanos se parecen en algunos rasgos a otros. Cómo algunos hijos tienen características similares a sus padres, como la nariz, boca, color de ojos, color del pelo, etc. Pues todo esto se debe a la genética.

Todos los seres vivos (animales y plantas) están compuestos de pequeñas células, que son los organismos vivientes más pequeños que hay en el cuerpo de los seres vivos. Por ejemplo, nosotros tenemos millones de células diferentes entre sí, que dependiendo de la función que cumplan en nuestro cuerpo varían en forma y tamaño.

Cada célula está formada por un núcleo envuelto por el citoplasma y rodeada por la membrana muy fina encargada de mantener todo junto. El citoplasma es un fluido de apariencia gelatinosa que contiene ciertas sustancias y estas cumplen la misión de hacer funcionar a la célula. Y finalmente está el núcleo, que es la parte de la célula donde se almacena el material hereditario de cada ser vivo.

El núcleo es más o menos la tercera parte del tamaño de la célula. Dentro de éste se encuentran los cromosomas que tienen apariencia de pequeñas cadenas. Cada par de cromosomas puede diferir también en tamaño uno de otros y su número en el núcleo varia según la especie. Así podemos decir que los humanos tienen 46 cromosomas (23 pares), un caballo 66 cromosomas (33 pares), un perro 78 cromosomas (39 pares) y el agapornis roseicollis 46 cromosomas. Solo hasta el momento se puede asegurar la cantidad de cromosomas en la especie roseicollis, en el resto de especies está por determinar.

Como habíamos dicho antes, los cromosomas pueden variar en su tamaño. Así pues tenemos que los cromosomas X del macho son de igual longitud, mientras que en la hembra los cromosomas X e Y son de diferente longitud. Estos pares son los que determinan el sexo y se les llaman cromosomas sexuales. La nomenclatura científica es ZZ para el macho y ZW para la hembra. En el caso de la avicultura es más común nombrar al macho por XX y a la hembra con XY. El resto de pares de cromosomas son llamados cromosomas autosomales.

Anteriormente vimos que los cromosomas son parecidos a cadenas. Cada eslabón de la cadena está formado por ciertas proteínas alrededor de las cuales está adherido el ácido desoxirribonucleico o ADN. Estos eslabones forman un código genético que representan diferentes aminoácidos. La parte del ADN que contiene el código genético para la creación de una proteína es un gen.

El gen es el bloque de construcción fundamental en la genética. Todos los genes tienen unos bien definidos y bien organizados lugares a los que se les conoce por locus (del latín, lugar) a lo largo de la estructura del cromosoma. Cada gen está diseñado para llevar a cabo una diferente tarea. Por lo tanto, los miles de genes combinados con su locus forman el cromosoma.

Cada ser vivo es resultado de la unión de células de un macho y de una hembra. Esta unión de células reproductivas forma un huevo. En el caso del macho la célula reproductiva es el espermatozoide y en el de la hembra el óvulo. Cada padre contribuye con la mitad de su genética. Como cada cromosoma viene en pares estos se juntaran con su homólogo al otro, así ocurrirá también con los genes en sus correspondientes locus.

Se dice que "dos genes son alelos uno respecto del otro cuando son rivales en cuanto al mismo lugar del cromosoma". Sería como decir que dos alelos ( o valores del gen) lo son del mismo gen si son rivales en el mismo lugar del cromosoma. Por ejemplo, los alelos que determinan los ojos castaños y los alelos que determinan los ojos azules son alelos del mismo gen: el gen que determina el color de los ojos.

 

Fuente: https://www.cosasagapornis.com/index.php/articulos-agapornis/30-genetica-agapornis-cromosomas-genes.html